21 de septiembre de 2020

No pidas peras

Los mayores de mi infancia insistían mucho en esto: no se le pueden pedir peras al olmo. A mí me parecía una chorrada. Las peras están en el mercado y en los perales, y el olmo, que yo sepa, no da ningún fruto más o menos comestible. ¿Por qué nadie iba a querer pedir algo a algo que no lo puede dar? Con cinco o seis años no se entiende la profundidad del refranero y, dicho sea de paso, tampoco constituía un problema demasiado inquietante aquello de las peras. Yo tenía otras cosas en qué pensar.


Mi colonia de gusanos de seda, por ejemplo.

22 de octubre de 2018

16 de septiembre de 2018

El vino antiguo

La luna siempre es más grande en las noches de verano. Parecería que quiere recibir la brisa fresca que agita las banderolas en las torres más altas. Son visibles desde leguas de distancia, se agitan acariciadas por sus mecidas y se dibujan en el cada vez más oscuro horizonte, que revela una explosión de colores rojos y anaranjados, y anima al sol a que descanse tras los olivares. Es la hora velada. La campana de la torre acababa de dar el toque de queda, con el que los vecinos de dentro y fuera de la fortaleza comprenden que sus puertas han quedado cerradas hasta el alba.